Posterior
a un diagnostico inesperado y sin bienvenida mi situación estaba clara para los
médicos no para mí. Intenté de todo para ser la misma de siempre, aunque hoy
día agradezco en lo que me he convertido soy otra mujer en el mismo cuerpo con
grandes fallas en la marcha, y cuando me refiero a todo incluye visitas a más
de diez médicos entre homeopáticos y científicos con tratamientos diferentes.
A pesar
de la ciencia empecé a considerar otros
aspectos como los de personalidad que tienen influencia en el comportamiento
del cuerpo. Cuando inicié la dependencia
fuertemente reflexioné con respecto a la humildad antes me consideraba pero no había
conocido realmente ese valor hasta tener que contar con otro. Pues, pedir las
cosas con un "por favor" porque realmente no puedes te muestra la
otra visión de las cosas; entender que obtener las cosas de una vez no existe, que
debes esperar sin molestarte, que el trabajo no es tu vida, que el amor incondicional
siempre tiene clausuras porque la gente se cansa y frustrarte a diario por
querer “hacer” lo que para otro es natural forma parte de tu vida, lo que te
obliga a cambiar para bien o para mal.
En mi
caso ser independiente es casi imposible, sin embargo, intento serlo, siempre
busco la manera de realizar actividades a pesar de mis piernas. Desarrollar una
enfermedad, cual sea, no te anula como ser humano, puesto que debes mantenerte
como paciente, hija, hermana, amiga, esposa y hasta amante para seguir adelante
aunque tenga un alto precio, ya que todo te cuesta más que a una persona sana. A
pesar de eso, desde que enfermé siempre trato de verme bien en un espejo nunca
he dejado de arreglarme, eso me da ánimo, sin llegar a la vanidad.
Aunque
confieso que tuve un momento que sólo quería tirarme a la borda, pues me invadía
el miedo, sin negar que a veces me sucede pero lo retiro de mi mente. Y en el
tiempo que eso sucedió me aleje del mundo tanto que hasta hace poco amistades
sean enterado de lo que padezco, aunque creo hoy día que fue durante la etapa
de negación; al igual que no salía a sitios públicos sólo en extrema necesidad.
Salí de esos trances mirando a mí alrededor viendo las cosas bellas y positivas
que tengo por las cuales valen la pena vivir y luchar.
La situación
en mi caso con el tema de aceptación fue difícil, ya no eres la misma. Tuve que
aprender a vestirme sin tacones, dejar de correr y caminar fluido, lo cual ha
sido tan frustrante como intentar mover los dedos de los pies que era algo tan minúsculo
y sencillo. A su vez entiendo que esta degeneración afecta a todo aquel que te conoció con tanta energía.
A pesar
de todo he aprendido y cambiado mis actitudes sobre la vida. Cosas como creer que
sólo a los malos le pasan estas situaciones caóticas no tienen peso, pues también
le sucede a los buenos quizás para modificar y avanzar con todo lo referente a
la fe, que tener una excelente actitud no basta debemos conseguir lo más
esencial y es a Dios. Asimismo, que nada compra la salud ni la felicidad y que
todo a tiempo tiene solución. Y darse ánimos y hacer chistes sobre ti mismo
ayuda alivianar las penas. Todo está en la actitud frente a lo que te
pasa, aún no sé cómo va a terminar esta
historia, sólo quiero escribir y aportar un poquito de aliento a quienes
tenemos que luchar segundo a segundo.